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domingo, 6 de noviembre de 2016

A unos ojos

Ramón de Campoamor


Más dulces habéis de ser, 
si me volvéis a mirar, 
porque es malicia, a mi ver, 
siendo fuente de placer, 
causarme tanto pesar. 

De seso me tiene ajeno 
el que en suerte tan cruel 
sea ese mirar sereno 
solo para mí veneno, 
siendo para otros miel. 

Si crueles os mostráis, 
porque no queréis que os quiera, 
fieros por demás estáis, 
pues si amándoos, me matáis, 
si no os amara, muriera. 

Si amando os puedo ofender, 
venganza podéis tomar, 
porque es fuerza os haga ver 
que o no os dejo de querer, 
o me acabáis de matar. 

Si es la venganza medida 
por mi amor, a tal rigor 
el alma siento rendida, 
porque es muy poco una vida 
para vengar tanto amor. 

Porque con él igualdad 
guardar ningún otro puede; 
es tanta su intensidad, 
que pienso ¡ay de mí! que excede 
vuestra misma crueldad. 

¡Son, por Dios, crudos azares 
que me den vuestros desdenes 
ciento a ciento los pesares, 
pudiendo darme a millares, 
sin los pesares, los bienes! 

Y me es doblado tormento 
y el dolor más importuno, 
el ver que mostráis contento 
en ser crudos para uno, 
siendo blandos para ciento.

Y es injusto por demás 
que tengáis, ojos serenos, 
a los que, de amor ajenos, 
os aman menos, en mas, 
y a mí que amo más, en menos. 

Y es, a la par que mortal, 
vuestro lánguido desdén 
¡tan dulce... tan celestial!... 
que siempre reviste el mal 
con las lisonjas del bien. 

¡Oh, si vuestra luz querida 
para alivio de mi suerte 
fuese mi bella homicida! 
¡Quién no cambiara su vida 
por tan dulcísima muerte! 

Y solo de angustias lleno, 
me es más que todo cruel, 
el que ese mirar sereno, 
sea para mí veneno, 
siendo para todos miel.