Recopiló: Lic. Jaime Noé Villalta Umaña
Prof. y Abg.
Claudia Lars
Alta flor de las nubes
— lo mejor del verano —
con su tallo de música
en mi mano sembrado.
Regalo de noviembre,
nuevo todo los años;
para adornar el día,
para jugar un rato.
Banderola de fiesta
que se escapa, volando…
Pandereta que agita
remolinos lejanos.
Pececillo del aire
obstinado en el salto;
pájaro que se enreda
en su cola de trapo.
Luna de mediodía
con cara de payaso;
señor del equilibrio,
bailarín del espacio.
Ala que inventa el niño
y se anuda a los brazos.
Mensaje a lo celeste.
Corazón del verano.
LA CASA DE VIDRIO
Claudia Lars
Puerta de cristal el día,
pared de cristal el aire,
techo de cristal el cielo…
¡Dios hizo mi casa grande!
Ventanas de maravilla
sobre escondidos lugares:
el sendero de las hadas
y el camino de los ángeles.
Cuelgan las enredaderas
sus cortinas de volantes;
la hierba fina es alfombra
de mariposas fugaces.
El agua clara del río
cuaja un puente de diamante;
hay libélulas de nácar
y pececillos de esmalte.
Risa y canto se persiguen
en giros de juego y baile,
¡Columpio del alborozo
entre los gajos fragantes!
Palabra limpia y sencilla
como la flor del lenguaje;
regazo de la ternura
donde las lágrimas caen.
Trigo de la espiga nueva
para harinas celestiales;
amor que leche se vuelve
en el pecho de la madre.
¡Mi casa es bendita,
todo ella vive y cabe,
y puedo mirar a Dios
a través de los cristales!
NO JUEGO A SOLDADOS
Claudia Lars
No me den clarines.
¡No juego a soldados!
Es clara y perfecta
mi casa de cantos.
Bandera de sol
izada tan alto
que puede mirarse
por rumbos lejanos.
En la mano amiga
pájaros confiados.
La rosa de todos;
de todos el grano.
Ronda que comienza
trenzando el milagro…
Inicial del a tiempo
sin hora de llanto.
Frente coronada
con ensueños blancos.
¡Mi panal de amor
no lo exprime el diablo!
EL PAJARITO BOBO
Claudia Lars
Ha bajado del árbol
el pajarito bobo.
¡Siendo el cielo tan ancho
se acurruca en el polvo!
Aunque cantar no sabe
tiene piquito de oro:
para alisar la pluma,
para buscar el piojo.
Mediodía de marzo…
¡Qué parlanchín el loro!
Juegan “a cuatro esquinas”
guacalchías y tordos.
¿Por qué tan en silencio
el pajarito bobo,
con las alas caídas,
con el sueño en los ojos?
¿Piensa en el gusanito,
gusanín, gusanongo,
confite de cumpleaños,
bocadito de antojo?
¿Quiere picar el grano,
beber agua del chorro,
y alcanzar, sin moverse,
la polilla del tronco?
Ninguno tan confiado,
nadie tan perezoso.
¡Habrá que darle cuerda
al pajarito bobo!