Alfredo Espino
Aquel indio Atlacatl con su figura
de recios bíceps y de pecho erguido,
y que en una leyenda hubiera sido
de un Hércules de bronce la escultura.
Pasó en la vida corno en la pavura
de virgen selva, un viento enfurecido.
Murió de pie, al igual que árbol herido
por el hacha de un rayo en la llanura...
Aquel indio Atlacatl, supo de amores,
que también en las rocas nacen flores
y un oleaje entre espumas se avasalla...
Y tal amor del indio indómito era
corno una florecida enredadera
sobre la desnudez de una muralla.