Carmen Brannon Vega
Claudia Lars
Por la cautiva playa marinera
—centauro casi, casi profecía—
sobre una resonante jerarquía
alzaba su esperanza aventurera.
De sangre era la cruz no de madera;
De hierro la palabra y la osadía;
Y en el color de la mirada fría
Iba el peligro de su llama entera.
Encima del clamor y de la muerte,
Con el seguro paso del más fuerte,
Volviendo imponderable su figura.
El mundo roto le encendió las iras
Y entre caballos, flechas y mentiras,
Se hundió en la almendra de la tierra pura.